Verón y el noticiero televisivo

En Está ahí, lo veo, me habla, Eliseo Verón empieza aclarando que su artículo es un primer acercamiento al dispositivo de enunciación típico de un texto audiovisual bien acotado: el noticiero televisivo
Luego agrega que sus reflexiones conciernen “sobre todo las modalidades de funcionamiento del noticiero televisivo francés” y que reposan sobre un análisis comparativo entre los noticieros galos y los brasileños, así como también observaciones de los noticieros de las grandes cadenas norteamericanas y de las cadenas italianas.  Verón parte con la siguiente observación: “la circulación del noticiero televisivo es culturalmente cerrada: su producción y su reconocimiento se efectúan en un mismo contexto, el de una nación”.

Acto seguido, Verón confronta a la Teoría de los Discursos Sociales con la Pragmática (o lingüística ampliada). Antes necesitamos aclarar cómo define Verón la enunciación y cómo se diferencia de los principales teóricos que analizan la problemática de la enunciación.


Breve introducción a las teorías de la enunciación

Las genéricamente llamadas “teorías de la enunciación” surgen alrededor de los años ’60 y pueden ser agrupadas en dos principales vertientes: aquella que focaliza su estudio en el aspecto indicial del lenguaje (ejemplo: Emile Benveniste) y aquella otra que se centra en las modalidades del decir (que retoma los conceptos clásicos de modus y dictum).

Emile Benveniste es el representante más importante de la vertiente de la teoría de la enunciación que se focaliza en el aspecto indicial del lenguaje. Los trabajos de Benveniste sobre la enunciación se producen entre 1958 y 1970. Para él, la enunciación es la puesta en funcionamiento del sistema de la lengua por un acto individual de utilización. El sujeto se apropia del aparato formal de lengua para producir en enunciado. Benveniste distingue, así, la enunciación (el proceso), por un lado, y el enunciado (el producto), por otro. Verón retoma esta distinción enunciación/enunciado, pero no va a estar de acuerdo con la definición de enunciación y va a cambiar el concepto de enunciado por el de discurso.

Para Verón, la enunciación es un proceso a través del cual un discurso se hace cargo de un contenido proponiendo dos imágenes: la del enunciador, la del destinatario y la relación entre ambas entidades. Por otro lado, mientras que para Benveniste un discurso es una sumatoria de enunciados, para Verón, en cambio, un discurso es una configuración espacio-temporal de sentido.

A Benveniste le va a interesar el acto de producir un enunciado. Lamentablemente, resulta imposible para cualquiera estudiar de manera directa, en sí, un acto de enunciación, dado que el acto, ni bien se está produciendo, ni bien está siendo llevado a cabo, pasa a integrar el pasado y deja de ser un acto (algo que se desarrolla en el instante presente). La única solución para analizar el acto es partiendo del producto, de lo que queda de ese acto de enunciación, es decir, del texto del enunciado y, de ahí, remontarnos al proceso de enunciación. Para que esto pueda ser llevado a cabo es preciso que queden improntas del acto de enunciación en el texto del enunciado. Estas improntas son lo que Benveniste llama deícticos y son las marcas de la instancia enunciativa mediante las cuales podemos remontarnos al acto de enunciación.

Para Benveniste, los deícticos son signos vacíos: no poseen significados por sí mismos, sino sólo en la medida en que son empleados en un acto de enunciación concreto. Benveniste ejemplifica con pronombres personales y distingue, entre otras cosas, el empleo de un nosotros inclusivo (YO + TÚ) frente a un nosotros exclusivo (YO + ÉL), que será determinado durante el acto concreto de enunciación. También ejemplifica con pronombres demostrativos: decir “acá” define un “allá”, decir “éste” determina un “ese”. Es por todo esto que decimos que Benveniste representa la corriente que estudia la enunciación focalizándose en el aspecto indicial del lenguaje.

La otra corriente de las teorías de la enunciación focalizaba las modalidades del decir. Esta posición retoma la distinción tradicional entre modus y dictum. Mientras que el dictum es aquello que es dicho (el contenido del enunciado), el modus es el modo en que es dicho. Verón adhiere a esta posición. Maingueneau también adhiere a esta posición y retoma la distinción benvenisteana entre modalidad de enunciación y modalidad del enunciado. La modalidad de enunciación nos da la pauta de la relación que establece el enunciador con el destinatario. Así, en un enunciado puede predominar una modalidad asertiva, declarativa, desiderativa, imperativa, exhortativa, exclamativa, interrogativa, etc.

La modalidad del enunciado, en cambio, permite visualizar cómo el enunciador se hace cargo de su enunciado. Así, el enunciador puede hacer predominar una modalidad lógica (en la que el enunciador sitúa su enunciado en una escala de certidumbre o incertidumbre, mediante recursos como “posiblemente”, “seguramente”, “probablemente”, etc.); o una modalidad apreciativa (en la que el enunciador evidencia un sentimiento o emoción respecto al objeto de enunciación: “Estoy contento por…”) o, finalmente, una modalidad deóntica (tiene que ver con los derechos y obligaciones: “Se debe hacer…”, “Deberíamos…”, “Hay que…”, “Tenemos que…”) Verón retoma de Maingueneau la modalidad de enunciación y modalidad del enunciado para definir el contrato de lectura.


Pragmática VS Sociosemiótica: confrontación entre la lingüística ampliada y la Teoría de los Discursos Sociales de Verón

Eliseo Verón, en su artículo Está ahí, lo veo, me habla, enumera las principales diferencias entre la Teoría de los Discursos Sociales (o Sociosemiótica) y la Pragmática (entendida como lingüística ampliada). Mientras la lingüística ampliada analiza sólo una materia significante determinada (los actos de habla), Verón analiza las propiedades de los discursos y sus modos de funcionamiento a través de distintas materias significantes, como, por ejemplo, la imagen audiovisual. Así, si a la lingüística no le interesa analizar actos de habla en distintos soportes, Verón sí analiza las propiedades de los discursos en distintos soportes, como el audiovisual, por ejemplo.

Si bien Verón trabaja sobre corpus atestiguados (es decir, textos que fueron producidos, circularon y fueron reconocidos), la lingüística trabaja sobre frases descontextualizadas para dar cuenta de normativas que regulan el empleo de esas frases.

La lingüística distingue entre un nivel denotativo (sentido literal de una frase) y un nivel connotativo (significación agregada a lo literal). Verón, en cambio, plantea que en la discursividad social NO podemos pensar en un sentido literal porque el discurso es una representación de sólo algunos aspectos del objeto y entre la instancia de producción y las de reconocimiento hay un desfasaje espacio-temporal de sentido. Además, que los discursos, para Verón, estén sobredeterminados por reglas de funcionamiento social implica que siempre los discursos van a producir otro sentido que el literal.

Por último, mientras que el discurso es, para la lingüística ampliada, una sumatoria de enunciados, para Verón, en cambio, el discurso es una configuración espacio-temporal de sentido.


Historia de las informaciones televisadas en Francia: una aproximación al análisis de las propiedades del discurso audiovisual francés de la información

Verón describe cuatro principales períodos en la historia de los noticieros franceses y comienza diciendo que el primer período presenta una “pasión por el directo y por el reportaje”. La estrategia del periodista consistía en estar lo más rápido posible allí donde las cosas ocurren. Se privilegió, así, el orden icónico, dejando que las imágenes hablen por sí mismas. Esta estrategia buscaba construir, así, un efecto de verosimilitud en el destinatario.

Hacia mediados de los años ’60, la arquitectura espacial del estudio televisivo adquiere mayor significación. Los periodistas son ahora ubicados entre el ojo de la cámara y una redacción, que puede ser visualizada como un segundo plano o fondo de pantalla, dando una idea de tridimensionalidad. Paralelamente, se empieza a priorizar la reflexión sobre los acontecimientos y el comentario, privilegiándose ahora el orden simbólico. Aparecen los periodistas especializados en política, economía, deportes, espectáculos, etc.

Durante la segunda mitad de los años ’70 se pone en marcha un proceso de creciente personalización de la información. La figura del presentador del noticiero televisivo adquiere cada vez mayor significación, hasta convertirse en una especie de vedette de la información. Esta nueva etapa de periodismo de examen se diferencia mucho de las dos precedentes (en las que predominaba un periodismo de reportaje).

“La llegada, a fines de 1980, de un nuevo director de información en la primera cadena, Jean-Marie Cavada, produce efectos que parecen reanimar la vieja polémica entre ‘el periodismo de reportaje’ y el ‘periodismo de examen’ (…) La mirada que Jean-Marie Cavada dirige al ojo vacío de la cámara hace que yo, telespectador me sienta mirado: esta ahí, lo veo, me habla. Finalmente, el noticiero televisivo ha elegido constituirse alrededor de esta operación fundamental (…) los ojos en los ojos, se convierte en una de las marcas del género. Denominamos a esta operación el eje O-O.”


Las posiciones enunciativas del presentador: Lectura sostenida VS mirada sostenida

Verón distingue dos posiciones enunciativas principales en las que se va a ubicar el presentador del noticiero televisivo. En la posición de lectura sostenida, el presentador efectúa una mirada constante al texto con breves reenvíos al eje O-O. El presentador se atiene principalmente a lo escrito. No hace salidas a lo que está en el papel. Por esto, Verón lo llama presentador-ventrílocuo. “El cuerpo del presentador está allí, el eje O-O también, pero la dimensión del contacto se encuentra reducida a la mirada. La gestualidad está anulada, la postura del cuerpo es relativamente rígida (con suma frecuencia no se ven las manos del presentador), la expresión del rostro parece fijada en una suerte de ‘grado cero’.

La palabra está desprovista de todo operador de modalización: el texto dicho (o leído) es absolutamente descriptivo (‘factual’ como se dice). El espacio que rodea al presentador queda también reducido al mínimo. Sí, el conductor es un soporte neutro, un punto de pasaje del discurso informativo que, en cierto modo, ‘habla por su boca’”. Verón dice que el cuerpo del presentador es de grado cero ya que su cuerpo no modaliza, sólo se atiene a lo escrito. De esta forma, el verosímil de la información está fundado sobre lo que es dicho y lo que es mostrado: el cuerpo significante no interviene en la producción del efecto de realidad.

En la posición de mirada sostenida, en cambio, el presentador moderno intenta mantener el dialogo con el destinatario haciendo breves reenvíos al texto (sólo como un ayuda-memoria). Así, intenta buscar el contacto con el destinatario. Así como la mirada a cámara de un personaje de un film de ficción produce una ruptura de la diégesis, el eje O-O en el noticiero televisivo aparece asociado a una operación destinada a crear un efecto de realidad o verosimilitud en el destinatario.

Es sobre el eje O-O que reposa el verosímil de la información en este caso. Los operadores gestuales a la vez que modalizan lo que es dicho verbalmente, construyen el lazo con el espectador. Así, ciertos operadores lingüísticos como “Se dice que…” “Parece que…”, reforzados por operadores gestuales fundados en el eje O-O, pueden producir un efecto de confianza, de creencia, en la mente del destinatario.


La mirada a cámara en el discurso ficcional

  “Desde luego que el eje O-O no se presenta sólo en el noticiero; pero cuando aparece en otros géneros audiovisuales lo hace invariablemente asociado a un movimiento de referenciación, a una operación destinada a desficcionalizar el discurso”. En un film de ficción, en efecto, la mirada de un personaje hacia la cámara produce una ruptura de la diégesis.  En el film de ficción, la mirada a cámara es un recurso para romper con el orden de la historia y desficcionalizar, así, el discurso.


La mirada a cámara como marca de identificación del discurso informativo

La mirada a cámara es índice del régimen de real ya que es una operación indispensable para dar cuenta de la función referencial, no ficcional, de un discurso audiovisual. El eje O-O funciona, así, como un indicio de que el discurso está anclado en el real de la actualidad, está problematizándola.

También Verón va a decir que “el eje O-O es una suerte de caución de referenciación, y que, por lo tanto, ha llegado a ser una marca de identificación del discurso informativo”. Esto significa que el eje O-O es una operación que garantiza la referencia a la actualidad, actúa como una garantía de que el discurso se haya anclado en el real de la actualidad.

Mediante la mirada a cámara, el periodista establece el contacto con el destinatario e instaura una confianza. “La confianza aparece así como una suerte de condición previa sobre la que reposa el funcionamiento del discurso informativo (…) La cuestión de la confianza concierne a la dimensión del contacto, es algo que tiene que ver con el cuerpo”. Si se presenta todos los días, por el mismo canal, está ahí, lo veo y me habla, uno podría pensar que no me va a engañar.

Los desvíos de esa mirada a cámara van a adquirir significación (imaginarse cuán significativo sería, por ejemplo, que Mónica o César se den vuelta, para mirar la redacción de espalda al ojo de la cámara). Es por esto que Verón cree que la dimensión del contacto (indicial, metonímica) fue esencial para la construcción del noticiero televisivo tal como lo conocemos hoy. Así, el eje O-O (los Ojos en los Ojos) se constituye como una propiedad característica del discurso audiovisual de la información.


Un dispositivo dialógico: periodista/político

“Existen emisiones que, por su propia naturaleza, son lugares de encuentro de dos juegos de discurso bien diferentes: la información y lo político”. Cuando los políticos son invitados a programas periodísticos se instala un juego enunciativo bien particular. El periodista-presentador se comporta como un metaenunciador, actúa como una interfaz entre el político y el espectador: realiza conclusiones generales, pauta los turnos para hablar, etc. El periodista-presentador constituye, así, el cuerpo informativo con el que el cuerpo político tiene que negociar para interpelar a los espectadores.  

De este modo, los políticos, por lo general, suelen mirar al periodista, “pero, hay momentos (poco frecuentes) en los que el político mira también a cámara. Se marca de este modo un cambio importante en su posición de enunciación (…) Así, en esta particular situación de enunciación, la del diálogo entre el periodista y el político, el deslizamiento de la mirada de este último hacia la cámara es una operación comparable a las itálicas en la escritura: subraya la importancia, el ‘peso de verdad’, que el enunciador atribuye a una frase determinada”.

Cuando el político mira a cámara, se apropia de un dispositivo que es propio del periodista-presentador. “El caso del presentador del noticiero es exactamente el inverso: en tanto el eje O-O define su posición de enunciación “normal”, no dispone de esta “itálica visual”; sólo tiene un modo de significar: desviándose del eje”.


El dispositivo de la pantalla en la pantalla

Es un dispositivo mediante el cual el periodista, “después de una presentación general del acontecimiento, anuncia la llegada de unas imágenes y su mirada entonces se aleja de la mía (…) Él ha captado mi mirada en la suya y el dispositivo está en funcionamiento para que yo termine por tomar su mirada por la mía, por tomarlo a él como a un otro-yo”. Mi posición frente a la información pasa a ser “homóloga a la del presentador: en alguna medida, los dos somos destinatarios (…) Se ve que el contacto implica una invitación implícita a hacer como él, lo que, automáticamente, convierte a las posiciones (la suya, la mía) en comparables: él trata, como yo, de entender”.

3 comentarios:

  1. GENIAL! ME VINO DE DIEZ ESTE RESUMEN. GRACIAS.

    ResponderEliminar
  2. Excelente manejo de la teoría y muy didáctica tu forma de exponer. FELICITACIONES-.

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias a ambas por su apreciación. Me alegra que les haya resultado útil: es el propósito que tiene compartirlo públicamente... suerte!

    ResponderEliminar