Freud: "El malestar en la cultura"

En este ensayo, Sigmund Freud se pregunta cuál es el objetivo de toda cultura y si verdaderamente contribuye a la búsqueda de la felicidad o, por el contrario, genera malestar. 
Uno de los objetivos primordiales que se propone la cultura es unir a la mayor cantidad de personas posible. Pero para acceder a sus beneficios y poder convivir en sociedad, el sujeto deberá renunciar constantemente a una serie de impulsos. Así, el individuo deberá reprimir sus pulsiones sexuales y agresivas. Esto genera un sentimiento de culpabilidad que Freud lo identifica como malestar.

Para controlar la violencia innata de los hombres y evitar la desintegración de la cultura, ésta busca lazos de unión que trasciendan las creadas por el amor sexual. Así, por ejemplo, el cristianismo manda amar a toda la humanidad desinteresadamente (“Ama al prójimo como a ti mismo”). Esto significa una clara restricción de la vida sexual, al inhibir cada vez más la satisfacción de los instintos. De esta manera, la cultura cree evitar las tendencias agresivas del hombre, pero lo que verdaderamente logra es que se sea cada vez más difícil alcanzar la dicha.

El hombre dentro de la cultura introyecta su violencia innata, creando un super-yo, cuya conciencia moral pauta muchas veces su comportamiento, generando incluso sentimiento de culpabilidad.

Esta sensación es la angustia producida en dos instancias determinadas: una es el miedo a la autoridad externa mientras que la otra es el temor al super-yo. La primera obliga a renunciar a la satisfacción de los instintos, pero la segunda impulsa, además, al autocastigo, ya que no es posible ocultar ante la instancia parental internalizada la persistencia de los deseos prohibidos. El individuo ha trocado una catástrofe exterior amenazante (la pérdida del amor y el castigo por la autoridad exterior) por una desgracia interior permanente: la tensión de sentimiento de culpabilidad.

Toda nueva renuncia instintual, en vez de apaciguar el sentimiento de culpabilidad, aumenta la severidad de la conciencia moral y, por consiguiente, el malestar. Por ejemplo, toda renuncia al instinto de agresión es incorporada por el super-yo acrecentando su agresividad contra el yo.

6 comentarios:

  1. buen resumen, me ayudaste en mi tarea

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  2. Esta absorción de la mente en su propio origen es como el recogimiento de todas las potencias mentales en un solo punto, y produce aquello que Romain Rolland denominó " el sentimiento oceánico" : La simple y directa sensación de eternidad, de unión con el universo de una calma inmensurable, sin límites, como si el "yo" se hubiera expandido hasta abarcarlo todooooooooooo....como un gran océano tranquilo, sin olas, inmenso.

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  3. Bueno, muchas gracias, y espero que esta síntesis exprese con claridad el pensamiento de Freud para no tener que ponerme a leer todo el trabajo. Y al respecto, de ser así, expresaré mi opinión personal. Acuerdo con que la cultura tiene como objeto facilitar la convivencia humana ya que al desaparecer el instinto programado y adquirir "cierta" libertad en el accionar, se necesitan acuerdos entre los convivientes. Y entre esas pautas, lo que se debe moderar y controlar es la sexualidad, que lleva a formar las parejas para la reproducción de la especie, pero a su vez, al producir placer y al existir permanente y no por etapas como en los animales, se hace un poco problemático su control y ahí sí se debe "reprimir" y aprender a controlar para evitar el caos social. Pero no coincido con la agresividad, ya que para mi, no es un instinto primario, sino secundario y un medio defensivo frente a la agresión exterior o frustraciones, que, si no se dan en alto grado, no la producen a un nivel incontrolable. Y por tanto, son mayores los beneficios que le trae al ser humano dicha cultura, pues le permiten sobrevivir y desarrollarse. Los males de la Cultura, para mi, estan mas bien dados en las pautas individualistas egoístas y antisociales, que producen las divisiones, desunión y los enfrentamientos. Y me gustaría si lo leen , recibir una opinión.

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    1. Gracias, Raúl, por tu mensaje. Es interesante lo que mencionás sobre los acuerdos. De hecho, hasta donde entiendo, Freud ubica allí mismo la paradoja: los acuerdos permiten una cierta armonía en la convivencia (en un momento dado), pero al mismo tiempo esos mismos acuerdos son los que nos limitan, generando un sentimiento de culpabilidad moral y, por ende, malestar social general. Por eso, para superar el malestar (y esto ya es opinión mía), una sociedad debe estar todo el tiempo replanteando sus acuerdos porque éstos pueden quedar demasiado "desactualizados" limitando el accionar, generando culpabilidad y malestar social.

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